16 enero 2006

Verdades como templos.

El domingo al mediodía mientras estábamos en un bar de La Latina entró un hombre muy bajito que vendía mecheros con luz y chucherías diversas. Coincidió que nosotros y el hombre muy bajito abandonamos a la vez el bar y justo cuando el hombre muy bajito pisaba la acera comentó en voz alta dirijiéndose a los que estábamos por allí: hay más gente en los bares que en misa. Nos miramos a los ojos asintiendo mientras nos dirigiamos al quinto, aunque todavía no último, bar del día. Así fue.

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